bueno, tampoco seamos tann generosos... algunas juran víboras y ni siquiera llegan a lombriz |
Pero la cosa no terminó ahí. Víbora A le robó (SÍ, lo que leen) una parte de la cartera de clientes a víbora B.
Víbora B escupió veneno para todos lados: "¿Quién se cree que es esa víborita de agua, crucera alimentada a sebo barato?", masculló, mientras en La Oficina del Orto las ratas, hienas y demás alimañas no daban crédito a lo que oían.
Es que otrora, víbora A y víbora B eran culo y calzón. Se alcahueteaban de lo lindo, hacían alianzas para hacerle la vida imposible a otros (incluso a mí por supuesto).
Ahora, son archienemigas declaradas. Como Moria y Alfano, como Moria y Barbieri, como Moria y otras tantas.
La Oficina del Orto se ha convertido en un verdadero Mar del Plata, en una verdadera Calle Corrientes, donde las vedettes se tiran de las mechas, se roban las carteras, las marquesinas, los concheros (?), etc.